Los mismos, pero con otro nombre

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

En este periódico electoral en el cuál vivió Coahuila, nos tocó a los coahuilenses vivir lo que la última reforma política-electoral cambió como el nacimiento del nuevo Instituto Nacional Electoral, para sustituirlo por el que anteriormente se le conocía Instituto Federal Electoral (IFE).

Para su conocimiento la creación del Instituto Federal Electoral que duró por casi 26 años, pero su nacimiento definitivamente fue un punto crucial en la democracia, por la que pasaba en aquel entonces el país, que de no haberse hecho hubiera explotado alguna actividad social como el que se vivió hace décadas con el movimiento del ´68 marcando para siempre la falta de credibilidad en la democracia ante los ojos del mundo.

El surgimiento del IFE se vio necesario después de las contiendas presidenciales que ante muchos connacionales y observadores políticos internacionales dejó en duda el triunfo del expresidente Carlos Salinas de Gortari.

El parteaguas era necesario; ya que anteriormente se había creado la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, pero aun así seguía dependiendo de funcionarios políticos como se vino haciendo durante años anteriores porque quienes conformaban la comisión eran personas que encabezaban municipios, estados y cuando se trataba de la contienda presidencial lo manejaba la federal.

Durante estas dos décadas su reconocimiento ante el mundo ha sido confiable menos para el país, despertando cuestionamientos y dudas sobre su papel.

El sistema democrático fue definido por el IFE, y no con la caída del PRI de Los Pinos, como algunos les gusta pensarlo de esa manera; sino fueron los integrantes del Instituto Federal Electoral conformado por profesionistas no vinculados con funciones públicas.

Fueron ellos quienes con métodos de logística y planeación se fue mejorando durante todo este tiempo, haciéndolo cada vez más estricto y rígido los métodos de los procedimientos electorales como también el control de la propaganda publicitaria, que en su momento se tomaron las medidas requeridas para el país proporcionando la confiabilidad de la gente, en tiempos electorales.

El objeto de su creación cumplió su justificación de existencia, sin embargo, como todo lo que sucede en el país, las buenas intenciones dejadas al olvido, se convierten en una lacrocidad. Para dejar mejor puntualizado éste punto ahí tenemos el ejemplo de la creación del impuesto de la tenencia.  Su nacimiento fue únicamente para crear un fondo para la primera olimpiada mundial en el país como anfitrión. El impuesto se dejó en el olvido haciendo de él un pago hacendario anticonstitucional creando todo un sistema complejo y computarizado para seguir cobrando lo inconstitucional, paradójicas de la vida.

Así de la misma manera al IFE se le dejó la libertad, sin poner un remedio. Comenzando con los sueldos ostentosos e injustificados que recibían mensualmente para trabajar únicamente en tiempos electorales y aunque muchos mexicanos siempre se preguntaban; qué es lo que hacían durante el resto del año, y sobre todo en los tiempos cuando no hay elecciones.

No olvidemos que muchos de ellos también participan como consejeros para otras organizaciones no gubernamentales, no siendo su única entrada de ingreso para vivir modestamente.

Lo peor del caso es que ellos no se manejan solos, sino es el poder legislativo el que le ha extendido funciones inoperables y ridículas entorpeciendo el proceso de las campañas; con la fiscalización ridícula de los números de spot para medios, haciendo de ellos una saturación absurda en pocos días de una elección para cualquier candidato perdiéndose la personalidad, y siendo insuficiente la penetración de imagen, de quienes van a representar o encabezan los diferentes partidos políticos.

Hay quienes no saben, si es para justificar su existencia del IFE se les ocurrió en un pasado la propuesta bizarra como el aplicar el derecho de réplica en materia electoral obligando a los medios de comunicación a publicar réplica de los partidos políticos, precandidatos o candidatos en espacios noticiosos.

Para muchos analistas, consideraron en su tiempo que no eran ellos los que estaban haciendo estas propuestas y cambios ridículos de la fiscalización de publicidad, sino los mismos partidos políticos quienes están pidieron estos cambios. Haciendo un verdadero retroceso en la democracia de nuestro país.

Con el nuevo Instituto Nacional Electoral (INE), al menos en Coahuila, no hubo una gran diferencia o mínima comparada al Instituto Federal Electoral en donde solo cambió el nombre, pero sigue siendo el mismo esquema. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.interisp.org

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